semana extraña, ésta.

perdimos la cámara digital el lunes. encontramos la radio del auto que habíamos perdido hacía 2 semanas (nótese que uso el plural, para no culpar abiertamente a mi madre por todo, qué buena hija). atendí la librería "al público" desde la mañana, el miércoles, aterrándome por cada persona que entraba. día del amigo, así que a la noche fui a lo de inti y vero, con "los alanis". noche que me enseñó que jugar al yo nunca* con gente que no sabe demasiado de mi vida sexual puede ser a la vez divertido (en el momento) y avergonzante (al otro día). al mediodía siguiente fui a almorzar con fede y martín, al mejor restaurante del mundo (Miranda), atendidos por los mozos más copados ever (y, en el caso del canoso, del más espectacular). y no rendí el final programado para el día, pero ya lo había decidido anteriormente. la semana del amigo terminó hace un rato, cuando fui a cenar con "las mujeres" de la primaria. cosa que no quería hacer, ya que me parecía que ver a 2 de ellas no correspondía a la palabra amigo, mientras que dejábamos afuera a un par de chicos con los que sí. pero la noche me cerró el culo, porque la pasé hermosamente bien, porque hablamos a lengua suelta mal, porque una (justo ella) llevó regalotes para todas, y porque hay cosas que no se pierden jamás, y está bárbaro.

no pensaba hacer post de este tipo en esta nueva etapa del blog. pero dio. y eso también está bárbaro, y a la mierda.

*el juego consiste en que 1 dice "yo nunca... hice tal cosa" (por ejemplo, "yo nunca fui a europa"). el que hizo esa cosa, tiene que tomar un trago. y así. y siempre terminamos enterandonos de cosas muy graciosas de los demás ante confesiones culposas entre tragos.