me encanta mi casa a oscuras. a oscuras y en silencio. y caminarla, en remera y descalza, marcando cada paso, pesada y lentamente. sólo en esos (estos) momentos, de soledad y falta de luz, es cuando me siento realmente dueña (de la casa, y de mí).
me encanta levantar una persiana, espiar las calles, los edificios, y las luces ajenas. y que mi gato hermoso me roce la pierna, pidiendo que lo levante. y hacerlo y mirar juntos el mundo, con el susurro de su ronroneo como banda de sonido.
me encantan esos pequeños momentos de felicidad que se me regalan. sentir que ultimamente pasan más seguido. y darme cuenta de que es porque en realidad, es más seguido que ultimamente me detengo a contemplarlos y sentirlos. y producirlos.
20.7.05
escrito por guada a las 2:59 a.m.
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7 comentarios:
"Espiar las calles, los edificios, y las luces ajenas" es algo que me encanta. La ventana de mi cuarto es una de las cosas más imprescindibles en mi vida, y uno de los modos en que puedo respirar "chiquitos instantes de alegría" (para no repetir el slogan, a ver si nos cobran derechos).
No sé qué haría sin ella.
ja! ni idea tenía del slogan!
igual, podemos decir "chiquitos instantes de felicidad", sí. porque alegría es otra cosa.
hacé otro cumple en tu casa (pero este mes... festejemos tu cumplemes) asi vamos de nuevo a tu casa y veo tu ventana. no puedo creer que en tu cumple no te pedí que me muestres tu cuarto!!
esos pequeños momentos que a vos te dan felicidad a mi me ponen melancólico.
Muy lindo el post.
que buena frase para definir nuestras diferencias!
Curiosamente, me costó no escribir la palabra melancolía en la misma oración en la que hablé de mi ventana.
ah entonces era algo que venía en el agua del colegio?
ya me había parecido medio careta lo tuyo florentín..
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